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Juan Ruiz era su nombre. Fue clérigo, tal vez estudio en Toledo. Es el modelo de la literatura humanista. Estuvo mucho tiempo preso, al menos seis años, por orden de Gil de Albornoz, Arzobispo de la ciudad.
La única obra que se conserva, el "Libro del amor" es el que testimonia sus ideas y sus escalas de valores, se halla en un manuscrito de 1330 y en otro ampliado de 1343.
Pero no se sabe más de este enigmático personaje, contemporáneo de Boccaccio, reflejo de las aventuras de algunos clérigos cultos en la primera mitad del siglo XIV.
No es seguro que fuera Arcipreste de la pacífica villa toledana de Hita, aunque él se lo llame así cuando escribe:
"Y pues de todo bien es comienzo y raíz /
María, Virgen santa, por ello yo, Juan Ruiz,/
Arcipreste de Hita, aquí primero hiz /
un cantar de sus gozos siete, que así diz".
Es el mejor representante del llamado "mester de clerecía", el cual consistía en usar la literatura como expresión de sentimientos piadosos y hacer que la gente sencilla lo aprendiera de memoria y lo recitara o cantara.
Abundaban en ese tiempo los llamados "goliardos", estudiantes para clérigos que, con el pretexto de estudiar en diversas universidades, pasaban la vida peregrinando de ciudad en ciudad, permitiéndose toda clase de libertades. Tal vez Juan Ruiz era uno de ellos.
Las coplas reflejan la sociedad española del siglo XIV. En ella convivían cristianos, árabes y judíos, compartía moriscos y mudéjares (musulmanes cristianizados) y mozárabes (cristianos arabizados) Por eso el libro que Menéndez Pidal llamó del "Buen amor" es un reflejo de aquella vida y de aquella sociedad religiosamente polivalente y, en todos los aspectos, de transición.
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